jueves, 30 de abril de 2009

ALGO REFINADO

Rosalía y JD creían haber experimentado muchas sensaciones y que poco ya les quedaba por experimentar, pero nuevas sorpresas les esperaban.
Un día se animaron a salir a una ciudad cercana y tomando un café conocieron a un hombre muy cordial que resultó director de cine en su país. Lo que más les impactó fue la seriedad del hombre aún ante las portentosas curvas de Rosalía, no mostró mayor ansiedad.
Aprovechando la confianza y buscando tentar al caballero, JD le preguntó si se animaría de filmar un corto de Rosalía.
Los ojos se le iluminaron al hombre que aceptó de muy buena gana. JD “inocentemente” sugirió hacer una película “porno”. El caballero llamado P. sonrió con picardía y dijo que él se ofrecía para buscar los actores.
JD no queriendo perder la oportunidad, sugirió que sean jóvenes musculosos y muy vergones. Rosalía reía de buena gana y poniendo las manos en las nalgas dijo que si no eran vigorosos no probarían esas delicias.
P. se ofreció a hacer una reunión en una casa de playa de un amigo y ante el beneplácito de la pareja quedaron que fuera lo más pronto posible.
P se despidió de la pareja pero JD sugirió mejor que fueran a tomar un trago, a lo que P aceptó de muy buena gana y ofreció su departamento para tal fin.
Ya en el departamento, P sacó una cámara fotográfica profesional y empezó a tomar fotos a la pareja y en especial a Rosalía, quien estaba vestida con unos pantalones de mezclilla, una blusa muy ceñida y calzaba unas botas negras bastantes altas.
P se regodeaba tomando fotos al trasero de Rosalía para lo cual le pedía que se posara en diferentes ángulos.
JD sugirió a Rosalía que se desvistiera a fin de que P pudiera gozar de sus curvas sin ropa. P abrió los ojos y aceptó de muy buena gana la propuesta.
Rosalía solo tenía una tanga brasileña pequeñísima y unas medias de variados colores que le llegaban hasta los muslos y hacían un juego magnífico con las botas.
P siguió tomando fotos pero en un momento imprevisto llamó a alguien con una campana. Al momento entró un camarero joven vestido de negro y con un pequeño látigo en las manos.
JD y Rosalía se sorprendieron pero no les disgustó la idea. P ordenó al joven prepararse para “algo bueno” y alcanzó un sillón especialmente diseñado, al parecer, para que alguien se arrodillara en él y apoyara las manos y cabeza en los brazos y cabecera del mismo.

P acomodó a Rosalía, separando bien las piernas y haciendo que elevara bien las caderas para que las nalgas estuvieran bien expuestas.
Lo que prosiguió a continuación fue algo escalofriante: el joven comenzó a castigar suave pero cadenciosamente las nalgas de Rosalía, intercalando los suaves contactos con recios latigazos.
Rosalía gemía de placer y de dolor, entretanto sus nalgas cobraban un color rojo cada vez más intenso. Esta práctica, a la que se le conoce como “spanking”, siguió por aproximadamente una hora.
Mientras esto ocurría, y para sorpresa de JD, llegaron 5 jóvenes de esculturales cuerpos y mostrando unas vigorosas vergas.
Rosalía fue sometida por los jóvenes a las más variadas posiciones sexuales. Dos se turnaban para penetrarla y los otros tres que quedaban libre le besaban todo el cuerpo.
A una orden de P. uno de los tres jóvenes que estaba libre en ese momento, se ubico detrás del que empalaba en ese momento a Rosalía y le atravesó el culo sin piedad y así ocurrió toda la noche, aquel que empalaba desde atrás el culo de Rosalía se sometía al rigor de enfrentar la verga de uno de sus amigos.
Esta reunión duró como 5 horas, al cabo de las cuales se fueron los 5 jóvenes y JD, P y Rosalía se sirvieron una deliciosa cena.

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